Fallece la "show-woman de Venezuela", Floria Márquez, en una presentación íntima en El Hatillo.
El mundo artístico venezolano se viste de luto tras la
repentina partida de la reconocida cantante y actriz Floria Márquez,
cariñosamente apodada la "show-woman de Venezuela". La artista
falleció a los 75 años de edad de manera fulminante la tarde de este sábado 25
de octubre, mientras ofrecía un espectáculo exclusivo e íntimo en la Casa
Anauco de El Hatillo, en Caracas.
La noticia fue confirmada con profunda consternación por su
esposo, el pianista y productor Pedro López, quien a través de un mensaje en
redes sociales detalló el trágico momento.
"Con profundo dolor debo informar que esta tarde,
mientras cantaba la segunda canción en un show en Casa Anauco, mi amada Floria
falleció súbitamente, aparentemente por un ACV fulminante," escribió López
en instagram, añadiendo que "se fue de este plano haciendo lo que más
amaba".
Una despedida íntima marcada por la música
El evento donde ocurrió el deceso era de carácter íntimo, una
"velada de boleros y romance" limitada a solo 40 personas en el
municipio El Hatillo. Floria Márquez se encontraba en el escenario, en la
plenitud de su pasión, cuando sufrió el Accidente Cerebrovascular (ACV).
Se espera que en los próximos días la familia anuncie los
detalles sobre las exequias y los honores fúnebres, a fin de que sus amigos,
familiares y admiradores puedan rendir un merecido homenaje a su extenso
legado.
Trayectoria y legado de una figura emblemática
Floria Márquez, nacida en Caracas el 11 de febrero de 1950,
se convirtió en una de las figuras más emblemáticas del bolero y la canción
romántica en Venezuela.
Proveniente de una distinguida familia musical —su madre,
Bertha Van Stenis, era pianista clásica, y su hermano el también cantante Rudy
Márquez—, Floria interrumpió en el mundo del espectáculo en su adultez,
forjando una carrera impecable marcada por su estilo personal y una presencia
arrolladora en los mejores escenarios nacionales e internacionales.
Durante su trayectoria, se distinguió no solo por interpretar
boleros clásicos, sino también por actuar junto a orquestas sinfónicas, una
distinción poco común para artistas populares. Dejó una profunda huella en
países como Colombia, Argentina, México y Estados Unidos, asegurando su lugar
en la historia musical venezolana.

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